PENSAMIENTOS DESPEINADOS (SELECCIÓN)
Recordad que cuando el diablo quiere dar un puntapié a alguien, no lo hace nunca con su pezuña animal, sino con su pierna humana.
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Cuando destruyáis las estatuas, conservad los pedestales. Siempre pueden servir.
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Todo está en manos del hombre. Es por eso que debe lavárselas a menudo.
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La estupidez es la madre del crimen. Pero sus padres son con mucha frecuencia los genios.
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Prefiero la inscripción “Prohibido entrar” a “Sin salida”.
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La constitución de un país debe concebirse de manera que no viole la constitución del ciudadano.
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Soy bello, soy bueno, soy fuerte, soy inteligente. ¡Y soy yo quien ha descubierto todas esas cosas!
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La libertad no puede simularse.
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Las transfusiones sanguíneas se hacen con frecuencia de bolsillo a bolsillo.
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Incluso en su silencio había faltas de ortografía.
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No abras nunca tu puerta a aquellos que, de todas formas, la abren sin tu permiso.
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No contéis vuestros sueños. ¿Y si los freudianos llegasen un día al poder?
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Cada siglo tiene su Edad Media.
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Cuando veo a las estrellas hundirse en un lago, me consuelo siempre diciéndome que no están habitadas.
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Optimismo y pesimismo se diferencian sólo por la fecha del fin del mundo.
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¡Y pensar que con el fuego que Prometeo robó a los dioses quemaron a Giordano Bruno!
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Cuando un caníbal come con cuchillo y tenedor, ¿se puede hablar de progreso?
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La indignación jamás debería ser tan profunda como para que no pueda estallar.
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El tiempo hace su obra. ¿Y tú, ser humano?
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Se puede cambiar de fe sin cambiar de Dios. Y viceversa.
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Las heridas cicatrizan, pero las cicatrices crecen con nosotros.
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No todas las noches terminan con la aurora.
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Los héroes de los antiguos mitos estaban prácticamente desnudos; los de los mitos contemporáneos lo están del todo.
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Tendría que haber también centros de desintoxicación para los hombres ebrios de felicidad.
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Qué delicia, la perspectiva: ver a los enemigos tan pequeños…
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Entra en ti mismo sin llamar.
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La voz de la conciencia también sufre mutaciones.
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¡Oh soledad, cuán superpoblada estás!
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Los vientos cambian la dirección de las veletas.
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“¡Algo huele a podrido en Dinamarca!” ¡Oh, Dinamarca, qué inmensa eres!
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Hemos dejado de hacer distinciones entre tumba y monumento.
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Cuanto más pequeños son los ciudadanos, más grande parece el imperio.
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La administración de la injusticia recae siempre en las manos adecuadas.
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¡Reflexiona antes de pensar!
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El mar de la Indiferencia se ha desatado.
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¡No fertilicéis los espíritus estériles!
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Cuando el mito se transforma en realidad, ¿de quién es la victoria, de los materialistas o de los idealistas?
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Los proverbios se contradicen. He ahí, precisamente, la sabiduría popular.
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“No es más que un meteorito”, dice la vela con desprecio.
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También el alma debe a veces ponerse a régimen.
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Dos líneas paralelas se encuentran en el infinito. Y se lo creen.
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El amor a la patria no conoce fronteras extranjeras.
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De un pensamiento genial se pueden suprimir todas las palabras.
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¡Ábrete Sésamo: quiero salir!
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Los hombres confunden legislación y legislatura.
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Si un animal matase con premeditación, eso sería un reflejo humano.
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Insisto en que a la gente le gustan los pensamientos que no le obligan a pensar.
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En ciertas fuentes de inspiración las Musas se lavan los pies.
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Cuando en las fábulas políticas hablan animales es que los tiempos son probablemente inhumanos.
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Nos encanta que nuestra voz interior provenga del exterior.
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Siempre que la humanidad tiene la oportunidad de hacerlo, los crímenes se subliman con el arte.
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Sé el primero en tirar la piedra; si no, te llamarán epígono.
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Con los coturnos puestos, es muy difícil abandonar la escena.
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Un tirador experimentado afirma: “Es más difícil alcanzar a los grandes que a los pequeños”.
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La hoja tiembla: entre tú y yo, ¿por qué tendría que sentirse culpable?
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Cuando los tiempos son peligrosos, no entres en ti mismo: es ahí donde se te puede encontrar más fácilmente.
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Se mudó de Sodoma a Gomorra.
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Los hombres son cosas en manos de expertos.
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Estoy a favor de reprivatizar la vida interior.
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El hombre triunfará. Sobre el hombre.
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La lira de Nerón era un diapasón.
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¡Si desde el fondo, al menos, todo pareciera elevado!
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¡Ah si la más alta dignidad del Estado fuese la dignidad humana!
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“Mane, Técel” es válido incluso con alguna falta de ortografía.
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También el mal quiere sólo nuestro bien.
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¿Las fronteras del pensamiento? Busca en el mapa.
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El humanismo sobrevivirá a la especie humana.
Stanislaw Jerzy Lec
Traducción del francés de Abraham Gragera