jueves, 29 de septiembre de 2011

Aleksandar Ristovic

COMPARACIÓN

Cuentan que Ulises no amaba el mar,
y es porque estaba prisionero
en sus brisas, sus olas y tormentas,
como entre cobertores guarnecidos con encajes.
Igual me ocurre a mí. No amo la poesía
y aún me rindo a ella, me tiene prisionero
y salvo lo que soy, nada puedo al lector ofrecerle.
Como aquel que continuamente cambia
de posición los remos y regresa, jugándoselo todo,
a un cuento donde no será reconocido,
entre imágenes que elige con cuidado:

Soy ese cerdo.
Soy esa fresa en el jardín.
Soy el humo de esa pipa.
Soy ese espumarajo en la boca.
Soy esa rueda.
Soy esa mano que la rueda oprime
al pasar mientras cruje la grava
en paralelo a otra rueda.


ALGUIEN MÁS

Supón que estás detrás de alguien que se ha vuelto de espaldas,
¿te imaginas que él es tú, mientras alguien más detrás de ti
ve lo que estás viendo?

Si ocurre que es una mujer (¿y por qué no?)
¿eres tú esa mujer con aire derrotado,
eres alguien más que mira a tus espaldas?

Si hay dos personas, un hombre, una mujer,
entonces eres cada una. Posees en igual medida
tanto los atributos de uno como los de la otra.

Sólo que si imaginas que te ves a ti mismo a tus espaldas,
no eres entonces quien eres.
Nada tienes en común con ese desgraciado prójimo.


                                         Aleksandar Ristovic
                                         Traducción del inglés de Abraham Gragera

domingo, 25 de septiembre de 2011

Tomaz Salamun

CARTAS A MI MUJER

I

Me dispararán
sobre un día
fresco y
sólido

II

Dile a Darko hola si aparece por ahí.
Soy tu hijo.
Soy
tu estrella oscura.

III

Miro a una fémina que
mira feroz-
mente enferma,
fuma furiosa.

IV

La mariquita obtiene
un mosaico por cada
punto
negro y rojo.

V

La tribu del
Libro roe huesos en gelatina
y mermelada.
La naturaleza va
en dirección contraria.

VI

Creo
que las tortugas
viven tanto
porque no ven
el color.

VII

Morir rozando una piel.
Ver los montes más allá de la ventana.
Arrancar trozos de carne y sangre a lo que el viento arrastra.
Mi tiempo es éste.

VIII

Las bellas formas ocultan
una herida.
Torrentes y campos van
a bordo.
A su espalda no había
puentes de cemento reforzado. Si
el corazón no busca
por entre las arcadas, busca
ningún lugar.
Los estigmas son domesticación
y olvido.


LUZ NO ALIMENTADA POR LA LUZ

Aromas del trigal al florecer,
¿por qué atraéis vampiros transilvanos?
Las tijeras son útiles que portan dolor.
Nadie tiene derecho a moler una piedra,

a mudar una entrada del este hacia el norte.
Pero los arqueólogos hallan aún
hierro forjado. La responsabilidad, ¿cómo molerla?
Si nadie se lo impide se vuelve pandemonium. La criatura

que miró por vez primera el fuego sin pestañear
se frió -la llama era terrible bajo la lluvia incluso-
y amó el fuego por el fuego. En el deseo está el destino.

Los árboles ardieron con despreocupación. A quien salvó su vida
le fue perdonada su vida. Sólo aquel que
raya el espejo con un diamante puede dormir en paz.


JERUSALÉN

El crimen se escribió:
nunca hallaréis
una persona
a quien podáis amar tanto
como a mí.


UNA PLEGARIA

¡Amigo!
¿Has experimentado alguna vez
el eterno placer de los astros
cuando se funden,
el frop de una flor que se abre
en un rojo
horizonte?
No subestimes los más
horrorosos placeres
estéticos.
Cada día, cada
minuto peleo
por ti.
Gracias por tu
nombre.
Mi aliado
esencial en la lucha por tu
vida.
Ruega por mí.
Ruega que mi enemigo
no enturbie mis talentos y me arrastre
inocente, hasta la
máquina.
Ruega para que logre
vencer al tiempo al soñar
y te mantenga vivo
con el silencio.


DIOS

Yo
exijo
amor
sin condiciones
y
libertad
absoluta.
He ahí por qué
soy
terrible.


                                    Tomaz Salamun
                                    Traducción de Abraham Gragera

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ivan V. Lalic

DE LOS TRABAJOS DE AMOR

Los trabajos de amor están dispersos por el mundo
como las cicatrices de guerra;
                                                pero la hierba crece veloz
sobre el campo de batalla, y el húmedo rescoldo de la tierra
prende de nuevo y restaura la virginidad terrible,
la de antes del abrazo, antes de los recuerdos,
antes de las voces al amanecer, con labios despidiéndose:
Los trabajos de amor viven en la disputa…

Y cuando los muros se desmoronan, y cuando los jardines se asilvestran,
el amor sale perdiendo;
                                      pero escucha los gritos de los pájaros
en la ensenada donde el mar aprende de los amantes
una ternura distinta: el tiempo es imparcial,
y el mundo es la tarea del amor,
                                                   el ensayo interminable
de dioses inmaduros.

                 

                                     Ivan V. Lalic
                                     Traducción del inglés de Abraham Gragera