jueves, 23 de diciembre de 2010

Serguei Stratanovsky

DUDAS DE UN REY MAGO

No, no iré, por nada del mundo
            y vuestras trolas ya no me las creo
¿Qué profecía ni qué niño?
            Estoy mayor y muy cansado
Montar en el camello sin la ayuda
            de mis sirvientes es agotador
Sé lo que hay: hospedajes mugrientos
            caminos infestados de ladrones
No, no iré, dispensadme
            Y además, ¿dónde es eso?
Ah, en Belén. Ni idea
Me da que es sólo una pocilga
                        un rincón olvidado
No iré
Con todo, se dice que una nueva estrella
            ha aparecido de repente
Brilla en el firmamento…
¿Una señal? Es posible…
            ¿Las voces, pues, quizá no tan absurdas?
¿Y si fuera…?
            Eh, sirvientes,
¿dónde está mi camello favorito?


                        Serguei Stratanovsky
                        Traducción del italiano de Abraham Gragera

martes, 21 de diciembre de 2010

El diálogo del pesimismo

Cuelgo una recreación de un texto sumerio escrita por Joseph Brodsky directamente en inglés. Está incluida en To Urania, selected poems 1965-1985. En la nota a pie de página, dice Brodsky: “Este texto está fechado en el siglo XI o X antes de nuestra era, y se conoce entre los sabios sumerios como El diálogo del pesimismo. En la antigüedad, era considerado un texto filosófico; ahora su argumento es, más bien, una sátira”.

“ESCLAVO, VEN A SERVIRME”

I

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae mi carro, engancha las bestias: iré a la Corte.”
“Id a la Corte, mi señor, id a la Corte.
El rey se alegrará de veros, será benévolo con vos.”
“¡No, esclavo. No iré a la Corte!”
“No, mi señor. No vayáis.
El rey os enviará de expedición a algún lugar remoto,
por caminos extraños, por montañas hostiles;
hará que día y noche experimentéis desgracias y dolor.”

II

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Trae agua, échala en mis manos: voy a tomar mi cena.”
“Tomad la cena, mi señor. Tomad la cena.
Comer a menudo alegra el alma. La cena de un hombre es la cena
de su dios, y las manos limpias cogen el ojo de Shamash.”
“¡No, esclavo. No tomaré mi cena!”
“No toméis la cena, señor. No la toméis.
La bebida y la sed, la comida y el hambre
no dejan nunca solo a un hombre, se dejan entre sí.”

III

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae mi carro, engancha las bestias: iré a pasear por el campo.”
“Hacedlo, mi señor, hacedlo. Un viajero libre de preocupaciones
siempre llena su vientre, un perro vagabundo
siempre encuentra algún hueso. La golondrina migratoria
es especialmente hábil construyendo su nido
y los asnos salvajes encuentran hierba en el más árido desierto.
“No, esclavo, no iré a pasear por el campo.”
“No vayáis, mi señor, no os molestéis.
La suerte de un viajero es siempre incierta.
Un perro vagabundo pierde sus dientes. El nido de una golondrina
acaba sepultado por el yeso.
La tierra desnuda es la cama del asno salvaje.”

IV

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Tengo ganas de fundar una familia, de engendrar hijos.”
“Bien pensado, mi señor. Fundad una familia, fundad una familia.
Quien tiene hijos afianza su nombre, y póstumas plegarias lo repiten.”
“¡No, esclavo, no fundaré una familia. No tendré hijos!”
“No la fundéis, señor, no los tengáis.
Una familia es como una puerta rota. Sus goznes chirrían.
Sólo un hijo de tres está sano. Dos tercios siempre enferman.”
“Entonces, ¿debería fundar una familia?” “No la fundéis.
Quien funda una familia malgasta su heredad.”

V

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Me someteré al enemigo;
en Palacio, permaneceré en silencio ante mis detractores.”
Bien, mi señor, bien. Sometéos al enemigo;
guardad silencio, mi señor, ante los detractores.”
“¡No, esclavo! ¡No guardaré silencio ni me someteré!”
“No os sometáis, mi señor, no calléis.
Incluso si no abrís la boca vuestros enemigos
serán despiadados y crueles con vos, pues son numerosos.”

VI

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Me apetece hacer el mal, ¿qué opinas?”
“Claro, mi señor, por supuesto. Haced el mal.
¿De qué otro modo podéis atiborrar vuestro vientre?
Cómo, sin hacer mal, podéis ir abrigado?
“¡No, esclavo, no haré el mal!”
“Al malhechor lo matan siempre
o lo desuellan vivo y le sacan los ojos
o va, desollado y sin ojos, a la mazmorra.”

VII

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Amaré a una mujer.” “¡Enamoráos, mi señor, enamoráos!
Quien ama a una mujer olvida su dolor y su pesar.”
“No, esclavo, no amaré a una mujer.”
“No améis, mi señor, no améis.
La mujer es una trampa, una añagaza, un foso oscuro.
La mujer es una fina hoja de acero
que raja la garganta del hombre en la oscuridad.”

VIII

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Pronto, trae agua, lávame: voy a hacer una ofrenda a mi dios.”
“Haced una ofrenda, haced una ofrenda.
Quien hace una ofrenda a su dios, su corazón enriquece,
se siente generoso y abre su bolsa.”
“¡No, esclavo, no haré una ofrenda!”
“¡Y con razón, mi señor, y con razón!
¿Es que podéis adiestrar a vuestro dios
para que os siga como un perro?
¡Él exige obediencia todo el rato, rituales, sacrificios!”

IX

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Invertiré con intereses. Practicaré la usura.”
“Sí, invertid con intereses, practicad la usura.
Quien así hace a sí mismo se guarda; sus ganancias, en cambio, son enormes.”
“No, esclavo, no haré préstamos y no invertiré.”
“No invirtáis, mi señor, no prestéis.
Prestar es como amar a una mujer; recibir, como engendrar malos hijos,
la gente siempre maldice a aquellos de cuya despensa come.
Os guardará rencor, o intentará mermar vuestras ganancias.”

X

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Haré algo bueno por mi patria.”
“Muy bien, mi señor, muy bien. ¡Hacedlo!
Quien beneficia a su patria tiene su nombre grabado
en el sello de oro de Marduk.”
“No, esclavo, no haré nada por mi patria”
“No lo hagáis, mi señor, no os molestéis.
Levantáos y pasead entre antiguas ruinas,
echad una ojeada a los cráneos del vulgo y de los nobles:
¿cuál de ellos fue el benefactor, cuál el villano?”

XI

“¡Esclavo, ven a servirme!” “Sí, mi señor. ¿Sí?”
“Si eso es todo, ¿qué es lo conveniente?”
“Que nos rompan el cuello a los dos
y nos tiren al río. ¡Eso es lo conveniente!
¿Pues quién es tan alto como para alcanzar los cielos?
¿Quién tan ancho como para abrazar llanuras y montañas?”
“Si eso es todo, debería matarte, esclavo:
deberías morir antes que yo.”
“¿Y cree mi señor que duraría más de dos días sin mí?”


                                               Traducción de Abraham Gragera

martes, 30 de noviembre de 2010

Mark Strand

Y DICES

Todo está en la mente, dices, nada
tiene que ver con la felicidad. El frío llega,
llega el calor, la mente todo el tiempo está en el mundo.
Coges mi mano y dices algo ocurrirá,
algo insólito para lo que siempre estuvimos preparados,
como el sol que llega tras un día en Asia,
como la luna que parte tras una noche con nosotros.


                                   Mark Strand
                                   Traducción de Abraham Gragera

viernes, 26 de noviembre de 2010

Stanislaw Baranczak

LAS CONDICIONES HUMANAS

Las condiciones humanas de la vida, las que me
garantizaron: el derecho a sentir humanamente,
el derecho a la incertidumbre, al temor, al (cuán humano es)
odio (hacia enemigos, claro, cuidadosamente
escogidos para mí, para que no tenga que molestarme);
el derecho a la humana (no es ninguna vergüenza)
fisiología: a sudar (en el trabajo), a llorar
(contra la almohada), a sangrar incluso
(en el banco de sangre); no sólo es mi derecho
sino que es mi deber exhibir todas
las flaquezas humanas: nadie me obliga, por ejemplo,
a ser un héroe, esto es: a decir la verdad,
a no ser un chivato, a abstenerme de la muy humana
necesidad de golpear a un hombre caído; nada
de lo humano me es ajeno, y además
nada de lo ajeno es humano para mí, vivimos
aquí, en nuestro círculo, no necesitamos
a los de fuera, somos todos buenos camaradas,
chicos normales y corrientes,
sólo gente.


NUNCA EN REALIDAD

Nunca en realidad pasé frío, nunca
me devoraron los piojos, nunca conocí
el hambre verdadera, la humillación, ni temí por mi vida:

a veces me pregunto si tengo algún derecho a escribir.


                                               Stanislaw Baranczak
                                               Traducción de inglés de Abraham Gragera

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Anna Swirszczynska

GOLPEÉ MI CABEZA CONTRA EL MURO

De niña
puse la mano en el fuego
para convertirme
en santa.

De adolescente
golpeé mi cabeza contra el muro
cada día.

De joven
salí al tejado
por un tragaluz
para saltar.

Ya mujer
tuve el cuerpo lleno de piojos.
Cuando planchaba mi jersey
crujían.

Esperé sesenta minutos
para ser ejecutada.
Pasé hambre
seis años.

Luego tuve un hijo,
me extrajeron de mí
sin anestesia.

Luego un rayo me mató
tres veces
y tuve que surgir de entre los muertos
tres veces
sin ayuda.

Ahora estoy aquí
descansando
de resucitar tres veces.


YO PINTANDO

Por qué hablar
si se puede gritar
por qué andar
si se puede correr
por qué vivir
si uno puede abrasarse.

Corro y chillo de alegría
corro y chillo
por desesperación
estoy pintando
mis pulmones trabajan como locos.

Sentir intensamente
es bueno, o eso dicen, para la salud.


MÁTAME

No me beses, mi amor.
No me abraces, mi amor.
Si me amas, mi amor,
mátame.


                         Anna Swirszczynska
                         Traducción del inglés de Abraham Gragera


viernes, 12 de noviembre de 2010

Mark Strand

ALIENTO

Cuando los veas
diles que sigo aquí,
que una pierna me sostiene y otra anda en las nubes,
que es el único modo,

que las mentiras que les cuento no son las mentiras
que me cuento,
que por estar aquí y allí
soy ya casi horizonte,

que como el sol sale y se oculta sé cuál es mi sitio,
que es el aliento lo que me salva,
que hasta las sílabas forzadas del ocaso son aliento,
que si el cuerpo es un sepulcro es también un depósito de aliento,

que el aliento es un espejo empañado por palabras,
que el aliento es lo que queda del grito de socorro
al adentrarse en el oído del extraño
y sobrevive mucho tiempo a la palabra,

que aliento es otra vez principio, que toda resistencia
se desprende de él como el sentido se desprende
de la vida, como la oscuridad se desprende de la luz,
que aliento es lo que les doy cuando les envío mi amor.


                                               Mark Strand
                                               Traducción de Abraham Gragera

viernes, 5 de noviembre de 2010

Tadeusz Rozewicz

SOLTANDO LA CARGA

Llegó hasta nosotros
y dijo

no sois responsables
del mundo ni del fin del mundo
vuestros hombros han sido liberados de la carga
sois como niños como pájaros
jugad
como ellos juegan

como olvidan
que la poesía de hoy
es una lucha por tomar aliento


                                   Tadeusz Rozewicz
                                   Traducción del inglés de Abraham Gragera

lunes, 1 de noviembre de 2010

Yehuda Amijai

LA PIEDRA DEL AMÉN

En mi escritorio hay una piedra con la inscripción “Amén”,
un trozo triangular de piedra de un cementerio judío arrasado
hace generaciones. Los otros fragmentos, incontables,
fueron diseminados atropelladamente, y una gran añoranza,
un anhelo infinito, los poseyó:
el primer nombre busca su apellido, la fecha de la muerte
el lugar donde el muerto nació, el nombre del hijo
el nombre de su padre, la fecha de nacimiento reunirse con el alma
que desea descansar en paz. Y hasta que no se encuentren
los unos a los otros, no hallarán esa paz.
Sólo esta piedra yace en calma sobre mi escritorio y dice “Amén”.
Pero ahora los pedazos son recogidos con amor y ternura
por un triste buen hombre. Les limpia cada mácula, uno a uno
los fotografía, los coloca en el suelo
de la sala, completa cada lápida otra vez
y otra vez: trozo a trozo,
como la resurrección de los muertos, un mosaico,
un rompecabezas. Un juego infantil.


                                   Yehuda Amijai
                                   Traducción del inglés de Abraham Gragera

martes, 26 de octubre de 2010

Adam Zagajewski

EL ALMA

Sabemos que no se nos permite usar tu nombre.
Sabemos que eres inefable
y débil, quebradiza, sospechosa
de pecados ocultos, como un niño.
Sabemos que no se te permite vivir ya
en la música, en un árbol al atardecer.
Sabemos, o por lo menos eso nos han dicho,
que no existes, de ningún modo, en ningún sitio.
Y sin embargo oímos aún tu voz
insistir, en un eco, una queja, en las cartas
que Antígona nos manda
desde el desierto griego.


UNA LLAMA

Concédenos, Señor, un largo invierno
y música serena, y una boca paciente,
y una pizca de orgullo, antes de que termine
nuestro tiempo.
Concédenos asombro
y una llama, alta, luminosa.


                                 Adam Zagajewski   
                                 Traducción del inglés de Abraham Gragera

sábado, 23 de octubre de 2010

Antología Palatina

(A partir de la versión italiana de Salvatore Quasimodo.)

MELEAGRO

Lágrimas te ofrezco también allí,
Heliodora, en el Hades, a través de la tierra,
reliquias de amor, ásperas lágrimas
sobre la tumba tan llorada ya, memoria
de mis deseos, memoria de mi amor.
Ah míseramente, míseramente
yo, Meleagro, vierto aquí, querida
incluso tras la muerte, esta vana
ofrenda al Aqueronte. Qué fue
de mi tierno y joven tallo. Hades lo arrancó,
él lo arrancó. Y ahora el polvo ensucia
la flor viva. Ah Tierra que nos nutres,
te suplico: acoge en tu seno con ternura,
madre, a la que todos lloran.


BIANOR

Lloré la suerte de mi Teonóe,
y llanto lo creí por leve pérdida,
¡tanta esperanza deposité en mi hijo!
La Moira, la envidiosa, se llevó
al muchacho también. ¡Ay de mí, sin ilusiones
ya, sin mi hijo, lo que me quedaba!
Oh Perséfone,
escucha el ruego de este padre:
pon al niño en brazos de su madre muerta.


DIODORO ZONAS

Oh tú que al Hades
llevas la barca de los muertos
a través de estas aguas pantanosas,
apiádate de mi dolor,
tiende la mano al hijo de Ciniras
que ya desciende por la rampa.
Negro Caronte, ayúdalo,
porque muy niño aún
tropieza en sus sandalias
y tiene miedo de posar
sus pies desnudos en la arena de la orilla.


PAULO SILENTIARIO

Amo más tus arrugas, Filinna,
que el esplendor de la juventud.
Me gusta más sentir sobre mis manos
tus pechos ya vencidos en sus puntas
que un arrogante seno de muchacha.
Mucho mejor tu otoño que su primavera.
Más cálido tu invierno que su estío.


MACEDONIO

Tanto te deseé y ahora estás aquí,
cuando había perdido la esperanza…
Y en mi cabeza ya me había trastornado
esa tu imagen tan maravillosa…
Y tiemblo tanto y late tan fuerte el corazón
enloquecido y en las olas de Cipris se hunde
mi alma… Oh sálvame tú, y náufrago
en tierra, acógeme en tu puerto.


PARMENIÓN

Zeus a Dánae hizo suya
con un poco de oro,
mía eres también
por un poco de oro.
Yo no puedo pagarte más que Zeus.


PALADAS

Cuando acaba la noche nos da a luz
un día y otro día, sin un resto
de la vida que fue, desconocidos
del pasado, empezando desde hoy
la vida que nos queda. Viejo,
no digas que tu edad es mucha:
los años que se han ido no los tienes.


FILODEMO

Cándida Janto que expeles perfumes,
tú, la cara de Musa, suave efigie
de amores alados, vuelve a tañer
dulce por mí con tus manos fragantes.
En un lecho de piedra solitario
y por piedras cegado he de dormir
eterno sueño. Canta
otra vez para mí, pequeña Janto:
¡sí, este dulce canto, sí! ¿Lo escuchas
usurero? Y solo, en mi cama de piedra
habré de reposar, miserable, por siempre.


ÁNITE DE TEGEA

Este hombre, en vida, era tan sólo Manes:
aquí, muerto, vale como Darío.


ALFEO DE MITILENE

Infeliz el que vive sin amor.
Es difícil hacer o decir algo
si falta la locura del amor.
Ahora estoy en letargo
pero es ver a Senófilo y vuelo
como una exhalación.
Por eso digo siempre a todo el mundo:
no rehuyáis las pasiones, al contrario:
perseguidlas. Piedra de afilar
del Alma es el Amor.


                                   Traducción de Abraham Gragera

domingo, 17 de octubre de 2010

Bei Dao

NOSOTROS

Almas perdidas y sufrientes
lámpara en mano perseguimos
la primavera

Brillan las cicatrices, se vuelcan las tazas
el haz de luz creado
contempla el instante seductor:
bandidos se insinúan
en las oficinas de correos
las cartas gritan

obsesiones, ah obsesiones
la letra de esta canción
no cambiará ya nunca
leña amontonada como clavos
buscando quien la escuche

buscando el corazón del invierno
donde termina el río
el barquero que aguarda
el inmenso crepúsculo

la necesidad de que alguien
reescriba el amor


                                           Bei Dao
                                           Traducción del italiano de Abraham Gragera

jueves, 14 de octubre de 2010

Eugenio Montale

LO LLENO

No basta un huracán de langostas
para volver la faz del mundo intransitable.
Cierto es que se amilenian, se amillonan
formando una corteza más compacta que un muro.
Pero lo lleno en demasía simula el
vacío, y es suficiente para que aceptemos
estos cambios de barba. No sientan mal a nadie.


EL VACÍO

Ya ni existe el vacío
donde una vez podíamos refugiarnos.
Ahora sabemos que hasta el aire
es material y pesa sobre nosotros.
Material inmaterial, lo peor
que podía tocarnos.
No lo bastante lleno porque aún
hay que insuflarle hechos, y movimientos
para poder decir que somos suyos
y que no huiremos de él ni con la muerte.
Atiborrar de objetos lo que es
el solo Objeto por definición
sin que él se dé por aludido oh vil
comedia. ¡Y con qué celo la representamos!


                                   Eugenio Montale
                                   Traducción de Abraham Gragera

viernes, 8 de octubre de 2010

John Ashbery

CIERTOS ÁRBOLES

Estos son asombrosos: cada uno
Junto al vecino, como si el habla
Fuese una escena más de la quietud.
Como arreglos casuales, organizados

Para reunirse tan lejos esta mañana
Del mundo, que de acuerdo
Con él, tú y yo
Somos de repente lo que los árboles tratan

De decirnos que somos:
Su simple estar ahí
Algo sugiere: pronto
Nos podremos tocar, amar, entender.

Y contentos por no haber inventado
Semejante gracia, nos dejamos rodear:
Un silencio ya pleno de rumores,
Un cuadro del que brota

Un coro de sonrisas, una mañana de invierno
Bajo una luz desconcertante, y al moverse,
Nuestros días oponen tal reticencia
Que estos acentos parecen su propia defensa.

                                                                            
                                                  John Ashbery
                                                  Traducción de Abraham Gragera

jueves, 7 de octubre de 2010

...

Creo que me trae sin cuidado más o menos casi todo. Quiero decir: creo, porque ¿quién está seguro de disfrutar una fuerza semejante? En esta primera observación se injerta la segunda: nada me resulta indiferente. Esas son las dos alas con que vuelo: desapego y simpatía. La primera me lleva muy alto, la segunda me ayuda a llevarme conmigo todo lo que veo. Por supuesto hace falta que aleteen al mismo tiempo, si no viene la caída.

*

Supe muy pronto lo que no quería. Correspondía a la totalidad de lo que se me proponía como porvenir. Un matrimonio, un trabajo. Unos objetos, unos horarios. Los vivos que se conforman con tan poco hacen como que viven: eso es lo que yo pensaba entonces. Hoy me resulta tan evidente como que los muertos hacen como que están muertos. Ni los unos ni los otros me parecen absolutamente reales. A los vivos, como a los muertos, les falta algo. Escribir a veces da una visión inalcanzable sobre una cosa así. Sólo puedo escribir sometido a la presión de un gozo. No todas las escrituras son así. Muchas son como las ruedas de un viejo molino, puestas en movimiento por las aguas llenas de musgo del resentimiento.
 
*

Esa gente que se pavonea en televisión, expertos en economía o animadores de variedades, cumplen la misma función. Se les ha confiado el cuidado de alimentar el imaginario y el pensamiento de un pueblo. Hacen que se rebaje y lo insultan. Tendrían que enseñarles sus emisiones tal y como se reciben en los asilos de ancianos, en los hospitales y en las cárceles. La manera más pertinente de conocer a una sociedad es mirarla a partir de los lugares donde lo humano está en vías de olvido, y orientar de ese modo el pensamiento: de abajo hacia arriba. Veríamos entonces lo que es falso, muerto, irreal, y nos quedaríamos deslumbrados por los numerosos milagros restantes -imágenes de animales, de árboles, de rostros, palabras que escapan y encantan. Porque con las sociedades pasa como con los individuos: lo real se encuentra siempre del lado de lo refractario, de lo fugitivo, de lo resistente, de todo lo que tratamos de calmar, ordenar, hacer callar, y que a pesar de todo vuelve, y vuelve de nuevo, y vuelve sin cesar -incorregible. La escritura está de ese lado. Todo lo que se empeña en vivir está de ese lado.

*

Lo contrario absoluto del amor es la necedad. La necedad y su hocico impávido, su falta total de conciencia propia. El que se aloja en el árbol hueco de la necedad ni tan siquiera sabe que es necio -al contrario de la locura: siempre hay un instante, una chispa, donde el loco se reconoce como loco. Por lo demás no necesita de ese saber porque triunfa, ya que a cada paso que da, a cada palabra que pronuncia, el hombre necio triunfa, avanza triunfando, triunfa avanzando. Se puede muy bien ser necio e instruido. Se puede también, se ve con frecuencia, ser necio y listo. Y casi siempre, cuando se es necio, se es sentimental: un vacío llama al otro. Pero hay una cosa que es imposible: ser necio y dotado de amor. Son dos absolutos incompatibles, alérgicos el uno al otro. Entre ellos, ninguna mezcolanza, ni un solo vínculo de ningún tipo. La guerra, eso es todo. Tiene que existir desde el principio del mundo. Su solución está lejana, tan lejana que puede hacernos desesperar: la necedad se encuentra en el mundo como en su propia casa. Hoy en día, entre otros quehaceres, hace televisión. La necedad siempre ha sabido olfatear los buenos negocios. La necedad está muy ocupada, nunca para, es en el fondo -suponiendo que tenga un fondo- industriosa, militante. No decir nada más ni espantarse. La necedad es como una roca contra la cual las aguas de dios vienen a batir en vano.

*

En lo imaginario, un escritor siempre está muerto, incluso cuando está vivo. Y los cantantes, es a la inversa: incluso muertos, están vivos. Me queda por consiguiente escribir como se canta.


                                                                                Christian Bobin
                                                                                Traducción de José Areán

martes, 5 de octubre de 2010

Christian Bobin

A la pregunta siempre embarazosa: ¿qué estás escribiendo ahora?, respondo que escribo sobre flores, y que otro día elegiré un tema todavía más nimio, más humilde si cabe. Una taza de café solo. Las aventuras de una flor de cerezo. Pero por ahora tengo ya mucho para ver: nueve tulipanes muriéndose de risa en un jarrón transparente. Miro su estremecimiento bajo las alas del tiempo que pasa. Tienen una manera radiante de estar indefensos, y escribo esta frase a su dictado: "Lo que constituye un acontecimiento es lo que está vivo y lo que está vivo es lo que no se protege de su pérdida".

*

De la extenuación al frescor: ese es el verdadero sentido de mis días.

En un libro policiaco, de pronto, unas páginas superfluas para la narración: unas consideraciones divertidas sobre la pintura de los impresionistas. Ese es el tipo de milagro que yo busco en los libros -las digresiones, las zonas perdidas, los eriales. Si esas páginas sobre la pintura hubieran figurado en un libro de arte, me habrían gustado menos. Como si la novela policiaca hubiera sacrificado todo para continuar su relato. Pero no: en pleno centro del desastre, uno se para, enciende un cigarrillo y habla de la luz de los cerezos en flor.

El arte de la conversación es el arte mayor. Los que gustan brillar en él no entienden nada. Hablar de verdad, es amar, y amar de verdad, no es brillar, es arder.

*

Hay una literatura que es suntuosa, sobrecargada de oro y de autoestima. Considera el hecho de escribir mayor que la vida. No conoce nada más noble que una buena frase. Engendró, sin lugar a dudas, obras maestras, y me resulta indiferente. Es de una literatura distinta de la que estoy hambriento. Es tan antigua como la primera. No supone menos trabajo pero no busca lo mismo. O mejor: hay una manera de escribir que busca, no encuentra más que por accidente o por gracia, y sigue buscando. Y hay una manera de escribir que da vueltas en torno a su espejo, una novia que se prueba el traje. Esa no busca nada. No tiene nada que buscar, ha encontrado desde siempre con quien casarse: con ella misma. Sus virtudes no me impresionan. No admiro una obra porque me dicen que la admire sino por el poder del amor que vibra en ella. Lo que yo entiendo aquí por amor no es nada sentimental. El amor que es únicamente real es de una dureza increíble. Esa es la palabra: increíble. El poeta Henri Pichette dice que nunca se debería escribir ni una sola frase que no se pudiera susurrar al oído de un agonizante. Pues bien, eso es exactamente. La manera de escribir que a mí me gusta es exactamente eso. Y todos nosotros somos agonizantes, ¿no? ¿A dónde me conducen tales reflexiones? A nada, a nada. No es nada de importancia: una subida de fiebre. Lo que digo aquí, puedo decirlo de otra manera: hay una palabra de príncipes y hay una palabra de mendigos. La de los príncipes es como una estancia en la que no hubiera nada y en la que al mismo tiempo todo estuviera lleno, lleno a rebosar. Es una palabra que está sorda de bastarse a sí misma. La de los mendigos, por el contrario, contiene en ella el vacío suficiente, de espacio, de silencio, para que el primer llegado se deslice en ella encontrando allí su bien. Es una palabra que deja en ella sitio a otra, que hace posible la llegada de algo distinto a ella misma. Ya sabéis: la vieja tradición de poner en la mesa un plato de más para un visitante imprevisto. Esas son las palabras que a mí me gustan. Es en esas mesas donde mejor como.


                                                                               Christian Bobin
                                                                               Traducción de José Areán

lunes, 4 de octubre de 2010

Attila Jozsef

YA ESTÁ EL SALDO FINAL

En mí confié desde el primer momento.
Bien poco cuesta ser dueño del viento.

Y aun a la bestia no le es más costosa
la vida, hasta que la echan a la fosa.

Nací, amé, fui lejos, hice el resto.
Con miedo a veces, no dejé mi puesto.

Siempre pagué las deudas contraídas
y agradecí las manos extendidas.

Si una mujer fingió quererme, artera,
la amé, feliz de que se divirtiera.

Hice maromas, barrí, bebí vino
y entre los listos me fingí cretino.

Vendí juguetes, pan y poesía,
diarios y libros: lo que se vendía.

No he de morir ahorcado en suave trama
ni en gran batalla sino en una cama.

He vivido (ya está el saldo final):
otros muchos murieron de este mal.


                                Traducción de Fayad Jamís

domingo, 26 de septiembre de 2010

Brodsky / Volkov

Cuelgo unos fragmentos de las conversaciones que Joseph Brodsky mantuvo con Solomon Volkov a lo largo de doce años y que fueron reunidas después y publicadas en un volumen. La traducción proviene de la edición francesa, Conversations avec Joseph Brodsky.

*

S. VOLKOV: Estoy de acuerdo en ese punto, la época convierte al escritor en un personaje de la Historia, lo quiera él o no.
J. BRODSKY: Las cosas no suceden exactamente de ese modo. El tiempo hace al hombre a su imagen y semejanza. El Renacimiento creó la imagen del hombre lleno de inquietudes y esta imagen evolucionó durante el siglo de las Luces hasta llegar al Romanticismo. Me gustaría remarcar que ese ideal del hombre inquieto, cualquiera que sea la naturaleza de su actividad, es muy peligrosa, ya que la idea de la lógica aplicada le sigue, y ésta es una de las ideas más destructivas. Se puede decir, por ejemplo, que los campos de concentración son la consecuencia lógica del comunismo o del fascismo, como el dogma es la de todas las religiones, y así sucesivamente.
   Pero yo no me refería al tiempo tal como es percibido por el hombre, ni a los períodos históricos. En realidad, yo quería hablar del tiempo en sentido metafísico; desde este punto de vista, tiene su propia identidad, su propia evolución. El tiempo nos presenta una u otra de sus caras, es la materia del tiempo la que se desarrolla ante nosotros.
    Encontré en la obra de un poeta menor de Alejandría una sentencia que sigue pareciéndome de lo más grandioso que he leído nunca. Dice así: “En el curso de tu vida, esfuérzate por imitar al tiempo. Esfuérzate por alcanzar la plena contención y la serenidad, evita los comportamientos extremos. No seas especialmente elocuente, intenta ser más bien monótono”. Y prosigue: “Pero no te disgustes si no logras realizar esto mientras dure tu vida porque, cuando estés muerto, te asemejarás al tiempo, pase lo que pase". No está mal… ¡Y se escribió hace dos mil años!
   Y es en este sentido en el que el tiempo intenta formar al hombre a su imagen y semejanza. La cuestión se reduce a saber si el poeta, el escritor, el hombre en general comprende con qué está tratando. Ciertas personas se revelan más sensibles que otras a lo que el tiempo quiere conseguir de ellas. Es todo.

(...)

S. VOLKOV: ¿Entonces usted cree que la existencia terrestre del poeta se purifica porque entra en contacto con el ritmo, con el tiempo?
J. BRODSKY: Pronunciar la palabra “purificación” conlleva un juicio de valor. En realidad, al poeta no le preocupa la purificación. ¿De qué tendría que purificarse? ¿De la vida? Hoy se emplea a menudo la expresión “tomar distancia”. Y eso es lo que él hace: tomar distancia con respecto a los clichés. Por ejemplo, ¿por qué Auden es un poeta tan extraordinario, sobre todo al final de su vida, en la parte de su obra que menos se suele apreciar? Porque consiguió un sonido neutro, una voz neutra. Esa neutralidad se paga cara; no llega cuando el poeta se vuelve objetivo, seco, reservado; llega cuando no hace otra cosa que ir al paso del tiempo, porque el tiempo es neutro, porque la sustancia de la vida es neutra.

(...)

S. VOLKOV: A propósito de Auden, usted ha abordado una cuestión muy importante: ¿Tienen necesidad los lectores de conocer la vida de un autor? ¿Es importante esa vida? ¿Es cierto que no existe ningún vínculo entre ella y los versos? Desde la época romántica es difícil fijar un límite entre la vida del poeta y sus obras; pienso en Byron, Novalis, Lermontov. ¿Es posible imaginar que un especialista en la poesía de Pushkin no conozca los detalles de su vida personal? Esa vida forma parte de su obra desde el mismo título, como en El caballero de bronce.
J. BRODSKY: El romanticismo es culpable de originar una situación absurda cuyas manifestaciones es inútil discutir o analizar. Es evidente que cuando hablamos de un “héroe romántico” no nos referimos del todo a Childe Harold o a Pechorin. En realidad, hablamos del poeta mismo, de Byron, de Lermontov. Claro, es estupendo que hayan tenido una vida como aquella, pero para mantener tal tradición se necesita un puñado de requisitos: ir a la guerra, morir joven, ¡y Dios sabe qué más! En efecto, por mucha diversidad que presente el recorrido de un autor, por mucha que sea su complejidad, sus variaciones son mucho más limitadas que sus obras. La vida es menos rica que el arte porque la materia que éste utiliza es mucho más flexible, e inagotable. No hay nada más simplón que considerar una obra como el resultado de una vida, de tales o cuales circunstancias. Si el poeta escribe, es por causa de la lengua y no porque “la mujer amada se ha ido”. La materia que el poeta utiliza posee su propia historia, esa materia es su historia, si lo prefiere usted así. Y la mayor parte del tiempo, esta historia no coincide del todo con la vida personal del poeta porque la sobrepasa. Incluso un autor que se esfuerza conscientemente por ser realista se da cuenta enseguida de que aquello que quiere escribir ya se ha dicho. Lo repito: la biografía no explica absolutamente nada.

   ­- ¿Pero no cree usted que la postura de los poetas frente a este asunto es, cuando menos, equívoca? Tomemos a Auden, por ejemplo, que declaró a menudo que la lectura de la biografía de un escritor no permite comprenderle con más facilidad. El lanzó una llamada para que nadie tratara de escribir sobre su vida e insistió a sus amigos para que destruyeran las cartas que les había enviado. Pero es ese mismo Auden quien, en un artículo sobre la edición en inglés de los diarios íntimos de Tchaikovsky, escribió que no había nada más interesante que leer el diario íntimo de un amigo. ¡Y relea los ensayos de Auden! ¡Con qué placer analiza la biografía de los grandes hombres! ¡Cómo saborea cada detalle revelador, sí, pero perteneciente a la esfera privada! ¿Acaso no es un sentimiento natural?
   - ¿Sabe usted por qué Auden estaba en contra de las biografías? Me he planteado a menudo esta cuestión y la hemos discutido, mis estudiantes americanos y yo, hace no mucho. La raíz del problema es que el conocimiento de la vida de un poeta puede ser, en sí mismo, algo extraordinario, sobre todo para los admiradores de ese autor, pero con demasiada frecuencia ocurre que no aporta ninguna luz sobre sus versos, incluso puede oscurecerlos aún más. Es posible evocar acontecimientos como la prisión, la persecución, el exilio, pero el resultado, en el terreno del arte… Dante no fue el único hombre exiliado de Florencia, ni Ovidio de Roma.

   - Perdóneme, pero yo sólo alcanzo a ver una cosa en la dualidad del punto de vista de Auden: su temor…
   - ¿El de que alguien fuera a hurgar en su vida? ¡Claro que no, lea biografías, si tiene usted ganas! Por mí, que haya autores dedicados a escribir ese género de libros, es su trabajo. Pero lo que me interesa es el punto de vista de los escritores por sí mismos. Es cierto que, aunque estén vivos, se miran como si estuvieran muertos. Todos hemos empezado leyendo biografías de grandes hombres, todos nos hemos identificado con ellos, ¿no? El peligro viene cuando, en algún momento, la vida y la obra se confunden en la conciencia misma del poeta, y éste acaba convirtiéndose en su propio mito. Auden era ajeno a eso.
   Otro ejemplo, Czeslaw Milosz. Vino a recitar sus poemas a Nueva York hace poco y un espectador le planteó esta pregunta: “¿Cómo evolucionarán, en su opinión, los acontecimientos en Polonia?” Milosz respondió: “Es usted víctima de un error romántico. Usted identifica la figura del poeta con la del profeta, y pertenecen a categorías distintas”.
   Bien entendido, el poeta puede predecir ciertos acontecimientos que después acaben haciéndose realidad…

   - Andrei Biely predijo la invención de la bomba atómica…
   - Entregarse a predicciones de ese tipo no es la función del poeta. Auden dijo cosas muy interesantes al respecto: se puede escribir “mañana lloverá”; es verosímil que eso suceda. Pero en realidad, el poeta debe simplemente hacer rimar mañana (tomorrow) y sufrimiento (sorrow).


                                                                   Traducción de Abraham Gragera

sábado, 25 de septiembre de 2010

Adam Zagajewski

NO DEJES QUE EL INSTANTE DE LUCIDEZ SE ESFUME

No dejes que el instante de lucidez se esfume
Permite al pensamiento luminoso durar en la quietud
Aunque la página esté casi llena y la llama vacile
No hemos ascendido aún hasta nosotros
El saber crece lento como muela del juicio
La estatura de un hombre es una señal aún
En lo más alto de una puerta blanca

De muy lejos, la voz jubilosa de clarines
Y canciones acude ovillada como un gato
Que lo incomprensible no se pierda en el vacío
El artífice del fuego aún lo aviva con carbón
No dejes que el instante de lucidez se esfume
Sobre materia seca y dura
Graba tú la verdad


                                   Adam Zagajewski
                                   Traducción del inglés de Abraham Gragera


viernes, 24 de septiembre de 2010

Czeslaw Milosz

UN DEBER

Con temor y temblor, pienso que mi vida se realizaría
si me decidiese tan sólo a confesar en público,
a revelar un fraude, el mío y el de mi época:
nos permitieron chillar en la lengua de enanos y demonios
pero las palabras claras y dignas fueron prohibidas
y si alguien osaba pronunciar alguna tan severo era el castigo
que se daba a sí mismo por perdido.


LA CAÍDA

La muerte de un hombre es como la caída de una gran nación
que tuvo valerosos ejércitos, capitanes y profetas,
prósperos puertos y barcos en todos los mares,
pero que ya no ayudará a ninguna ciudad sitiada,
no establecerá alianza alguna,
porque sus ciudades están vacías, la población diseminada,
sus tierras antes fértiles cubiertas por los cardos,
su misión olvidada, su lenguaje perdido,
un dialecto rural en algún sitio inaccesible, en las montañas.


                                               Czeslaw Milosz
                                               Traducción del inglés de Abraham Gragera

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Giuseppe Ungaretti

EL ÁNGEL DE LOS POBRES

Ahora que se adueña de las mentes
oscurecidas la piedad más áspera
de la tierra y la sangre,
ahora que nos mide en cada pulso
el silencio de tanta muerte injusta…

Ahora
que se despierte el ángel de los pobres
la gentileza que del alma
perdura…

Que baje con el gesto inextinguible
de los siglos al frente de su viejo pueblo,
en mitad de las sombras…


                                   Giuseppe Ungaretti
                                   Traducción de Abraham Gragera

martes, 21 de septiembre de 2010

Umberto Saba

CUANDO EL RECUERDO

Cuando el recuerdo de ti me acompaña
en lo oscuro, donde a veces de horror
me refugio del día, su dulzura
inmóvil me mantiene como estatua.

Luego me alzo, reanudo el vivir mío.
Todo de mí se aleja, juventud,
gloria; y la atención de los otros me es extraña.
Pero el recuerdo aquel de ti: que vives,
de todo me conforta. Ah ternura
inmensa, casi inhumana.


                                   Umberto Saba
                                   Traducción de Abraham Gragera

lunes, 20 de septiembre de 2010

Stephen Spender

OSCURIDAD Y LUZ

Dejar atrás el caos de mi negrura
hacia un radiante día es mi deseo.
Como un ojo en la noche mis palabras persiguen
para su luz un centro: y mis actos lanzados
hacia sitios distantes por violencia impaciente
se reúnen y forman un camino de piedra
que va de mi negrura al día radiante.

Evitar igualmente el día radiante,
preservar mi negrura, es mi deseo.
Como un ojo se entorna ante la luz, mis palabras
regresan a lo oscuro hasta cerrarse; mis actos
se arrojan a su opuesto con violencia impaciente
hasta quebrar el próximo camino; vuelan
en círculos para evitar el centro.

Dejar atrás lo oscuro ir hacia el centro
alumbra mi flaqueza, si fracaso;
el arco de metal del trayecto con que evito
vuelve a curvarse sobre mi flaqueza al fin;
y aunque la débil luz destelle ante mi rostro
y en lo oscuro mi vista se oculte de mi vista,
los círculos y el centro son ambos mi flaqueza.

¡Ah extraña identidad de deseo y flaqueza!
¡Ola terrible, blanca, de palabra furiosa!
¡Vuelo terrible en la giróvaga negrura!
¡Temida luz que acecha mi perfil!
¡Temida noche que me cubre de aprensión!
Detrás de mi deseo perfila mi flaqueza
con un gran sol mi territorio de aprensiones.

Y crezco hacia ese sol para aceptarlo,
el sol que escinde el día de la noche. La luz
huye de la negrura y la negrura
de la luz hacia el negro o el blanco de un vacío
total. Mi cuerpo, el mundo, une la oscuridad
y la luz, reconcilia y separa
en día radiante el caos de mi negrura.


                                   Stephen Spender
                                   Traducción de Abraham Gragera

domingo, 19 de septiembre de 2010

W. H. Auden

EL MÁS AMANTE

Uno sabe, mirando las estrellas,
que puede irse al infierno si es por ellas,
pero aquí, en este mundo, que te ignoren
es lo menos temible de animales y hombres.

¿Y cómo iba a gustarnos que ardiesen por nosotros
de pasión las estrellas, de pasión sin retorno?
Si no se pueden dar afectos semejantes,
permite que yo sea el más amante.

Yo que, supongo, he admirado siempre 
estrellas que pasaban de mí completamente,
no puedo ahora decir, viéndolas ahí arriba,
cuánto añoré a una de ellas todo el día.

Puesto que han de morir, o no ser más que humo,
tendría que aprender a mirar cielos desnudos
y a sentir su absoluta, sublime oscuridad,
aunque eso aún, me temo, tardará.  


W. H. Auden
Traducción de Abraham Gragera

sábado, 18 de septiembre de 2010

Mudanza

Me mudo a Madrid. Por tercera o cuarta vez en mi vida vuelvo a la ciudad donde nací y a la que nada me une salvo algunos recuerdos de segunda o tercera juventud.
Cuelgo un poema de Ashbery, una brillante parodia, llena de invención verbal, humor e ironía, de lo sublime romántico: ideal para quien se dispone a cambiar de lugar y de tiempo mientras sigue intentando aprender a jugar con el fardo obeso y siempre vulnerable de la tradición, de las vidas acumuladas, y a proteger las esperanzas propias con muecas teatrales y actos gratuitos de ¡oh! cierto valor estético.
Es, pues, mi modo de desearme suerte.

LOS PATINADORES, II


Antiguos cielos, solíais pellizcaros encima de nosotros,
firmes como la lluvia cada vez que una salva… Antiguos cielos
que yacéis sobre el viejo, mas no ruinoso, fuerte,
¿acaso alguien escucha, allí, lo que yo digo?

Pues sois vosotros el objeto de mi parodia,
vuestras invisibles negativas. Y las casi atinadas impresiones
que la prensa corrobora, lo cual está muy bien.
Desde aquí os invoco, mas no creo que lleguéis a responderme.

Pues estoy condenado a tamborilear con los dedos
en este piano cerrado, este tedioso planeta, tierra
como haciendo un guiño a través de anhelantes, crecientes distancias,
un último destello antes de la noche.

Mucho más se podría haber dicho en favor de las tormentas
mas parece que las abandonasteis en pro de la infinita luz.
No puedo decir que en el cambio aprecie mejoría.
Hay algo inquietante en estas noches de verano que no terminan nunca…

Nos acercamos a la costa mora, creo, en un bateau.
Me pregunto si allí encontraré amigos,
si el futuro será más amable conmigo que el pasado, por ejemplo,
y lo dispongo todo para estar dispuesto, y descubro que no lo estoy.

Pero estoy preparado para este viaje y para cualquier cosa digna de
     mención.
No es que tenga o no miedo, sino que el tiempo es breve.
Quizá hayas hecho alguna vez preparativos para un viaje y sepas qué
     se siente.
Una mañana, de pronto, el trenecito llega a la estación y oh, pero qué grande

es. Mucho más grande y veloz de lo que te dijeron.
Un estudiante barbudo con un ancho y viejo abrigo espera para cogerlo.
Por qué ir hacia allí, dicen todos. El otro rumbo es mejor.
Y es cierto. Allí la gente es libre, antes que nada. Pero adonde tú vas, nadie
     lo es.

Sin embargo, hay parques y edificios que visitar, la “Bibliothèque
     Municipale”,
reservas de hotel y demás tonterías. Viejas películas americanas dobladas
     a otros idiomas.
Café, whisky, colillas. Cosas que a nadie importan. Lluvia en la áspera
     lana de tu abrigo ligero.
Me doy cuenta de que nunca he sabido por qué quise venir.

De todos modos jamás regresaré al pasado, ese ático.
Tal vez los veleros sean allí más hermosos que éstos, éstos contra
     los que me inclino ahora,
salpicados de diamantes y manchas purpúreas, anaranjadas,
que otra vez me conducen a la búsqueda de lo desconocido. Estas velas son
     la vida misma para mí.

Una vez oí a una niña hablar de ello, lloraba, y le traje pescado y fruta fresca,
aceitunas y pan horneado. Secó sus lágrimas y me lo agradeció.
Ahora navegamos juntos mar adentro hacia un ocaso púrpura.
¡Me encanta! Este crucero no será nunca demasiado largo para mí.

Y de nuevo escritorios, radiadores… ¡No! Todo eso quedó atrás.
No más embotamiento, sólo cine, amor y risas, sexo y diversión.
El revisor toca el silbato con premura, la ventanilla se cierra.
El tren que nos lleva es un transbordador, los barcos son reales esta vez.

Pero escucho a los cielos decir: ¿Es apropiado? ¿Este continuo vaivén?
¿La risa y las lágrimas y lo demás? ¿No debería la simple tristeza ser
     bastante para él?
¡No! ¡No volveré a soportarlo, viejos, bigotudos cubiles de tristeza
Esto es justo lo que necesito. Instalarme cómodamente en el balcón de
     mi rostro

contemplar el maldito paisaje, un faro satisfecho
soy. Ni por un rey me cambiaría. Aquí me quedo pues, siempre volviendo a
     empezar
mi interminable viaje hacia nuevas nostalgias, nuevos anhelos y flores,
el modo en que las costas se deslizan al pasar. Jamás olvidaré este instante

de puro éxtasis. Soy más feliz de lo que nunca imaginé
que podría serlo alguien.  Y el ancla como un dedo hurga en el fondo de las
    costas…
¡Todo está pasando! ¡Es pasado! No, Yo sigo aquí,
braman las costas y rugen los cielos en su aquiescencia

mientras nos baña una luz de limón que desciende
horizontal hasta la noche, la noche que el cielo fue
lo bastante benévolo para enviarnos, y me abandono a los sueños más
     dulces,
nuevamente feliz, porque el mañana ha llegado.

Mas la cuestión permanece. Nubes errantes derraman pasado.
Léase el diario oficial. Nosotros no la desvelaremos hoy.
El viejo hogar humeó peor que nunca porque la lluvia caía dentro de la
     chimenea.
Solamente el ojo turbio de la niebla nos abordaba a través del cristal reparado.

Fuera, el agua fangosa anegó la madera del desgastado escalón.
El bote de remos fue amarrado en la charca infestada de cocodrilos.
De alguna parte, de lo más profundo de la jungla, un lamento llegó.
¿No sería…? En resumen, un día lluvioso, un clima húmedo.

El viaje entero ha de ser cancelado.
Es imposible realizar las diferentes conexiones.
Además, los hoteles están saturados esta temporada. Y los juncos repletos
     de refugiados
que vuelven de las islas. Besugos y lenguados abundan en las aguas
     cenagosas.

De hecho, representan la médula económica de la isla.
Eso, y liar puros. Por favor, deje sus documentos sobre la mesa y desfile.
Ya sabe. “La Marcha nupcial”. Claro, eso es. Los novios descienden
los escalones de la vieja iglesita. Penden festones, jirones de nubes

y hasta parece que el sol va a asomarse. Pero con tanta falsa alarma…
¡No, ha sucedido! ¡La tormenta ha cesado! De nuevo el tiempo es bueno, el
     cielo claro.
¿Y el viaje? ¡Continúa! Escuchad, el barco zarpa.
¡Puedo oír el silbido de la sirena! ¡Casi no hay tiempo para llegar al muelle!

Y se alejan en masa, bajo la luz sulfurosa del crepúsculo,
a las ultramarinas, plateadas aguas donde espera el reluciente, blanco navío
a que lo inunde en tropel la variada, contenta multitud
cantando y derramando himnos sobre el anchuroso mar…

Y nos arrastran halando y nos envuelven con serpentinas,
áureo confeti de plata. Y reímos alegres y cantamos junto a los jubilosos
mas sin estar lo bastante seguros de querer acudir –hace tanto calor en
     el muelle.
¿Quién sabe dónde levará anclas el majestuoso navío?

Y plenos de risas y lágrimas nos acercamos furtivos a los demás pasajeros.
Y el suelo vira bajo los pies. ¿Es el barco? Podría ser el muelle…
Y con un poderoso golpe de viento las velas se alzan… Y un horrible humo
     negro es escupido por las chimeneas
y mancha los trajes dorados de carnaval de un alegre hollín azabache

y así, como entrando en un túnel, da comienzo el viaje
sólo, como ya dije, para continuar. Los ojos de los que se quedan
     se humedecen
los nuestros están secos. ¡Y en la noche secreta y brumosa se pierden
     como todos nosotros!
¡En lo desconocido, el misterio que nos ama, lo grande, magnífico,
     desconocido!

                                                             John Ashbery
                                                             Traducción de Abraham Gragera

viernes, 17 de septiembre de 2010

Tadeusz Rozewicz

A MITAD DE LA VIDA

Después del fin del mundo
tras mi muerte
me hallé
a mitad de la vida
me creé a mí mismo
construí la vida
gente bestias paisajes

esto es una mesa dije
es una mesa
en la mesa descansan pan y cuchillo
el cuchillo sirve para cortar el pan
la gente se alimenta con el pan

uno debería amar al hombre
lo estaba descubriendo noche y día
qué debería amar uno
al hombre respondía

esto es una ventana dije
una ventana
detrás de la ventana hay un jardín
en el jardín veo un manzano
el manzano florece
las flores se marchitan
las frutas toman forma
maduran lo bastante
como para que mi padre coja una manzana
ese hombre que coge una manzana
es mi padre
yo estoy sentado en el umbral

esa anciana que tira
de una cuerda atada a un cabritillo
más necesaria es
y más preciosa
que las siete maravillas del mundo
quien piense y sienta
que para nada sirve
es culpable de genocidio

esto es un hombre
esto es un árbol esto es pan

la gente se alimenta para vivir
una y otra vez me repetía
la vida humana es importante
la vida humana tiene una importancia enorme
el valor de una vida
sobrepasa el valor de todos los objetos
que el hombre ha fabricado
el hombre es un gran tesoro
con terquedad lo repetía

este agua dije
mientras acariciaba las ondas con mi mano
y conversaba con el río
el agua dije
el agua buena
soy yo

el hombre le habló al agua
le habló a la luna
a la lluvia a las flores
le habló a la tierra
a las aves
al cielo
y la tierra callaba
y el cielo enmudecía
si oyó una voz brotar
de la tierra el agua el cielo
fue la voz de otro hombre


                                   Tadeusz Rozewicz
                                   Traducción del inglés de Abraham Gragera

lunes, 13 de septiembre de 2010

Franco Fortini

TRADUCIENDO A BRECHT

Toda la tarde
una tormenta enorme se ha cernido
sobre los techos hasta romperse en rayos, agua.
Y yo fijaba versos de cemento y vidrio
con sus calamidades, gente chillando y miembros
míos incluso, que sobreviví. Con cautela,
mirando hacia las tejas arrasadas, a la página
seca, pude oír la palabra
de un poeta expirar o transformarse
en otra, no ya por nosotros, voz. Los oprimidos
están serenos y oprimidos, los opresores
también serenos telefonean, el odio
es cortés y yo mismo no sé ya
quién es culpable.

Escribe, me digo, odia
a quien guía suavemente hacia la nada
a los hombres y mujeres que junto a ti caminan
y creen no saber. Escribe también tu nombre
entre los de tus enemigos. El temporal
y su estruendo han pasado. La naturaleza
es demasiado débil para imitar batallas. La poesía
no cambia nada. Nada es seguro, pero escribe.


                                               Franco Fortini
                                               Traducción de Abraham Gragera

domingo, 12 de septiembre de 2010

Velimir Khlebnikov

CINCO POEMAS FÁCILES

Poco, requiero.
Un trozo de pan,
un dedal de leche,
y estas nubes
y este cielo.

*

La ley del péndulo prescribe
que ora se lleven zapatos anchos, ora estrechos,
que ora sea de noche, ora de día.
Y que los dueños de la tierra sean
ora el rinoceronte, ora el humano.

*

Cielo nocturno, rebosante
de constelaciones,
¿qué destino, qué noticias
te hacen brillar así?
¿Libro de libertad? ¿Divertimento?
¿Cómo debo leer la suerte mía
dentro de ti,
cielo inmenso,
a media noche?

*

Los años, los hombres y los pueblos
pasan y no regresan,
como el agua corriente.
En el espejo flexible
de la naturaleza
los astros: la red, los peces: nosotros,
los dioses: fantasmas, tiniebla.

*

Y el viento es oscuro
Y el álamo tierra,
Y el mar con su charla,
Y tú, tan lejos.

                                  
                                   Velimir Khlebnikov
                                   Traducción del italiano de Abraham Gragera