- Uno no debería suplicar la ayuda de los dioses más que en casos extremos, pues es posible que estén ocupados con otra cosa y nuestra impertinencia acarree resultados adversos. Además, no es seguro que un comunicado humano pueda alcanzar sus oídos, a causa de las avalanchas y las explosiones de decibelios, por no mencionar las tormentas magnéticas.
- Uno debería amar a los dioses, pues hacerlo purifica el corazón.
- Existen algunas indicaciones para honrar a tu padre y a tu madre, preocuparte por los pobres, los ancianos y los huérfanos, y el cuidado y el cariño por los animales es grato a los Inmortales.
- Orar se puede hacer en cualquier parte. Los peores sitios son los lugares de culto. Están poco ventilados.
- No mates. Intenta pensar bien del prójimo, prestarle algunas virtudes de vez en cuando. No caigas en la maledicencia, que es la forma más despreciable del asesinato.
- En cuanto al amor sensual, evita los excesos, pero también los escrúpulos innecesarios. Una pareja de amantes felices es mejor y más natural que una enrevesada relación entre dos delicados neurasténicos. Especialmente si hay niños de por medio, que tienen que asistir al espectáculo de los tormentos diarios de sus progenitores.
- Intenta ser feliz, pues sólo una persona que lo sea puede hacer felices a las demás.
- Uno puede robar en un momento dado, por pura supervivencia. Uno no debería convertir eso en una ideología.
- Evita las ideologías que prometen la liberación de la humanidad. Dotados como estamos de una partícula de libertad, no debemos limitarla por el bien de nuestros vecinos.
- Sólo hay pecados espirituales. Los pecados de la carne llevan consigo su propio castigo: la parálisis progresiva de los libertinos, el corazón hinchado de los alegres glotones, los juanetes del delator.
Zbigniew Herbert
Traducción del inglés de Abraham Gragera
todo iría mejor si tuviéramos presente esto cada vez que nos levantamos y disfrutamos de la magia de cada día.
ResponderEliminarEs probable. Gracias.
ResponderEliminar