sábado, 23 de octubre de 2010

Antología Palatina

(A partir de la versión italiana de Salvatore Quasimodo.)

MELEAGRO

Lágrimas te ofrezco también allí,
Heliodora, en el Hades, a través de la tierra,
reliquias de amor, ásperas lágrimas
sobre la tumba tan llorada ya, memoria
de mis deseos, memoria de mi amor.
Ah míseramente, míseramente
yo, Meleagro, vierto aquí, querida
incluso tras la muerte, esta vana
ofrenda al Aqueronte. Qué fue
de mi tierno y joven tallo. Hades lo arrancó,
él lo arrancó. Y ahora el polvo ensucia
la flor viva. Ah Tierra que nos nutres,
te suplico: acoge en tu seno con ternura,
madre, a la que todos lloran.


BIANOR

Lloré la suerte de mi Teonóe,
y llanto lo creí por leve pérdida,
¡tanta esperanza deposité en mi hijo!
La Moira, la envidiosa, se llevó
al muchacho también. ¡Ay de mí, sin ilusiones
ya, sin mi hijo, lo que me quedaba!
Oh Perséfone,
escucha el ruego de este padre:
pon al niño en brazos de su madre muerta.


DIODORO ZONAS

Oh tú que al Hades
llevas la barca de los muertos
a través de estas aguas pantanosas,
apiádate de mi dolor,
tiende la mano al hijo de Ciniras
que ya desciende por la rampa.
Negro Caronte, ayúdalo,
porque muy niño aún
tropieza en sus sandalias
y tiene miedo de posar
sus pies desnudos en la arena de la orilla.


PAULO SILENTIARIO

Amo más tus arrugas, Filinna,
que el esplendor de la juventud.
Me gusta más sentir sobre mis manos
tus pechos ya vencidos en sus puntas
que un arrogante seno de muchacha.
Mucho mejor tu otoño que su primavera.
Más cálido tu invierno que su estío.


MACEDONIO

Tanto te deseé y ahora estás aquí,
cuando había perdido la esperanza…
Y en mi cabeza ya me había trastornado
esa tu imagen tan maravillosa…
Y tiemblo tanto y late tan fuerte el corazón
enloquecido y en las olas de Cipris se hunde
mi alma… Oh sálvame tú, y náufrago
en tierra, acógeme en tu puerto.


PARMENIÓN

Zeus a Dánae hizo suya
con un poco de oro,
mía eres también
por un poco de oro.
Yo no puedo pagarte más que Zeus.


PALADAS

Cuando acaba la noche nos da a luz
un día y otro día, sin un resto
de la vida que fue, desconocidos
del pasado, empezando desde hoy
la vida que nos queda. Viejo,
no digas que tu edad es mucha:
los años que se han ido no los tienes.


FILODEMO

Cándida Janto que expeles perfumes,
tú, la cara de Musa, suave efigie
de amores alados, vuelve a tañer
dulce por mí con tus manos fragantes.
En un lecho de piedra solitario
y por piedras cegado he de dormir
eterno sueño. Canta
otra vez para mí, pequeña Janto:
¡sí, este dulce canto, sí! ¿Lo escuchas
usurero? Y solo, en mi cama de piedra
habré de reposar, miserable, por siempre.


ÁNITE DE TEGEA

Este hombre, en vida, era tan sólo Manes:
aquí, muerto, vale como Darío.


ALFEO DE MITILENE

Infeliz el que vive sin amor.
Es difícil hacer o decir algo
si falta la locura del amor.
Ahora estoy en letargo
pero es ver a Senófilo y vuelo
como una exhalación.
Por eso digo siempre a todo el mundo:
no rehuyáis las pasiones, al contrario:
perseguidlas. Piedra de afilar
del Alma es el Amor.


                                   Traducción de Abraham Gragera

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